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jueves, 13 de noviembre de 2008

2222. La fuga de Ascó revela corrosiones de origen desconocido en la nuclear. El CSN detecta plomo en las partículas que la central emitió hace un año


Central nuclear de Ascó

FERRAN BALSELLS - Barcelona

El escape radiactivo de Ascó I (Tarragona) del pasado noviembre ha puesto en evidencia que la nuclear sufre deterioros que la planta no había controlado. La central, propiedad de Endesa, padece corrosiones de las que nada hubiera sabido de no ser por esa fuga: el análisis químico de una muestra de las partículas emitidas entonces ha detectado la presencia de plomo, metal que precede a un tipo de corrosión especialmente agresiva. El Centro de Seguridad Nuclear (CSN), que lo descubrió en un laboratorio especializado de Madrid, señala que dicho plomo proviene de una parte inconcreta del interior de la central y ha conminado a la planta a que determine su procedencia para repararla. El sistema con que Ascó rastrea las corrosiones no había detectado nada. La portavoz de ANAV, consorcio de Endesa e Iberdrola que gestiona la nuclear, dijo desconocer el problema y se remitió a la opinión del CSN.

"Algo debe de estar agrietándose, pero no sabemos dónde", dice un técnico

Una zona imprecisa de la planta lleva al menos un año bajo riesgo de rotura

El plomo es un elemento cuya presencia trata de evitarse a toda costa en cualquier planta: penetra en los resquicios del metal y, una vez asentado, genera reacciones químicas que aceleran el desgaste de la zona o pieza en cuestión. Un documento del CSN detalla que un lugar sin determinar de Ascó lleva al menos un año acogiendo el mismo plomo que, en cantidades microscópicas, las partículas radiactivas arrastraron hacia el exterior. Dicho plomo, sostiene el documento, antecede y provoca la denominada rotura por corrosión por esfuerzo (SCC, en sus siglas en inglés), aunque el organismo no es capaz de precisar en qué grado.

La SCC es una erosión compleja que combina la acción de la presión con un agente químico. Roe el metal siguiendo el dibujo de un árbol y termina por resquebrajarlo de modo similar al que se agrieta un cristal. Según su intensidad, puede producir la falla de una pieza en un lapso de tiempo extremadamente corto. Ascó emplea varios métodos para evitar este tipo de afectación: realiza inspecciones regulares y dispone de un sistema de testigos para detectar cualquier indicio de corrosión, entre otras medidas. No han detectado ninguna anomalía.

La fuga de noviembre propició que el CSN detectara la corrosión en una fase supuestamente incipiente: la cantidad de plomo que se halla entre las partículas es reducida, inferior a una parte por billón. Eso era hace 12 meses. "Desconocemos cómo ha podido evolucionar con el tiempo", explica un técnico de la nuclear. El problema al que se enfrenta la central es precisar de dónde proviene el plomo y si se ha ido desplazando hacia otras partes de la nuclear amplificando el problema.

La búsqueda es un embrollo en un recinto que cuenta con más de 100.000 conducciones metálicas y que dispone de más de 50.000 sistemas con decenas de válvulas en cada uno. Por añadidura, que el plomo se encuentre asentado en el recorrido que siguieron las partículas -desde el edificio de combustible hasta la chimenea exterior- es sólo una de las posibilidades. "Puede proceder de cualquier parte anterior y que se haya acumulado allí. Encontrarlo será una odisea", razona un técnico de Ascó. La incógnita de su localización deja además demasiadas posibilidades abiertas: la corrosión puede hallarse en una parte banal de la nuclear o en una zona comprometida; afectar a una mera conducción de aire o a válvulas de mayor complejidad. "Algo debe estar agrietándose pero no sabemos dónde. Por probabilidad se tratará de una avería menor. No hay forma de garantizarlo", concluye otro técnico. Éste conjetura que la zona erosionada se averiará antes de localizarla. "Puede que no la detectemos hasta que la corrosión termine por agrandar la brecha", dice un supervisor de la central.

La organización ecologista Greenpeace cargó contra el CSN por permitir que la planta siga operando sin precisar la incidencia de la corrosión. "Es una vergüenza", protestó Carlos Bravo, responsable de la campaña antinuclear de Greenpeace. "Esta corrosión es grave y, por su origen, puede deberse a zonas peligrosas. Es otra muestra de que ni el CSN supervisa a las centrales ni éstas priorizan su seguridad por encima de todo. Con las nucleares envejecidas, el problema de la corrosión es el mayor riesgo del parque nuclear español. No puede tratarse de forma tan somera", concluyó.

Los expertos avalan la complejidad que entrañará esta problemática en plantas que, como Ascó, se construyeron en la década de los setenta. "La corrosión es uno de los talones de Aquiles al que se enfrentan las nucleares de más de 30 años", precisó el catedrático de energía nuclear de la Universidad Politécnica de Cataluña, Javier Díez. Ascó I cumplirá los 24 años en marcha el mes que viene.

La corrosión ya ha provocado contratiempos en las nucleares españolas: en 2005, el CSN multó con 1,6 millones de euros a la central de Vandellòs (Tarragona) por ocultar que sufría amplias grietas en el sistema de refrigeración. El Consejo, tras admitir que había infravalorado ese incidente, lo calificó como nivel 2 de la escala internacional de sucesos nucleares.

Preguntas sin respuesta

¿Cuánta radiactividad emitió Ascó I al exterior? La pregunta, un año después del escape que la nuclear ocultó durante meses, sigue sin respuesta. No es la única: el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) tampoco ha precisado hasta dónde llegaron las partículas y con qué intensidad. "No nos han respondido", lamenta Carlos Bravo, responsable nuclear de la campaña nuclear de Greenpeace, grupo que destapó y denunció la fuga antes de que la detectara el propio Consejo.

La red de vigilancia ambiental del Consejo también da lugar a nuevas dudas: los datos oficiales, que Greenpeace solicitó y procesó, indican que no hubo una fuga radiactiva. Hubo varias y de forma sucesiva que se alargaron hasta el mes de diciembre. "Lo hemos denunciado y nadie nos lo ha rebatido", sostiene Bravo. Los picos de radiactividad que registró la red del CSN coinciden en el tiempo con la puesta en marcha de Ascó I tras la parada de noviembre del año pasado y otros trabajos de raspado de la nuclear. Pese a ello, el CSN sólo contempla sancionar a la central por una emisión. "Fue un sólo incidente pero provocó varias fugas", zanja Bravo. De momento, el CSN ni confirma ni desmiente.

Fuente: el pais.com

ENLACES:

300. Zapatero achaca la fuga de Ascó a un "error humano" Aboga por imponer una sanción a la empresa responsable de la central nuclear.

0002. El Consejo Nuclear analizará a otras 900 personas por la fuga de Ascó. Greenpeace denuncia que en 2004 salió chatarra radiactiva de la central.

0001. Los estudiantes que visitaron la planta de Ascó serán sometidos a un examen radiológico. Protección Civil asegura que no existe riesgo.

0000. Escándalo en Ascó. La sanción por la fuga radiactiva debe ir más allá de la destitución del director de la central.

jueves, 29 de mayo de 2008

300. Zapatero achaca la fuga de Ascó a un "error humano" Aboga por imponer una sanción a la empresa responsable de la central nuclear.


Central nuclear de Ascó

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha achacado hoy el incidente en la central nuclear

de Ascó a un "claro error humano" y ha asegurado que el CSN depurará las responsabilidades que se han cometido y propondrá al Ejecutivo una sanción a la empresa responsable de esta instalación.

Zapatero ha respondido en la sesión de control una pregunta del diputado de ICV Joan Herrera sobre la fuga radiactiva ocurrida en la central nuclear de Ascó I, un incidente que según el parlamenario catalán pone de relieve que España cuenta con la industria nuclear "más chapucera" de Europa.

El jefe del Ejecutivo ha subrayado que el incidente no ha tenido ningún impacto radiológico sobre las personas o sobre el medio ambiente, aunque ha indicado que esa constatación "no basta" y que hay que adoptar todas las medidas para conseguir que no se produzca "ningún" incidente en las centrales nucleares.

Fuente: el país.com

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El Consejo Nuclear analizará a otras 900 personas por la fuga de Ascó. Greenpeace denuncia que en 2004 salió chatarra radiactiva de la central.

jueves, 1 de mayo de 2008

El Consejo Nuclear analizará a otras 900 personas por la fuga de Ascó. Greenpeace denuncia que en 2004 salió chatarra radiactiva de la central.


Greenpeace denuncia que en 2004 salió chatarra radiactiva de la central de Garoña, en Burgos.

A punto de cumplirse un mes desde que la central nuclear de Ascó informó de una fuga radiactiva registrada en noviembre, la crisis sigue sin cerrarse. Tras la visita de expertos de la Comisión Europea, el Consejo de Seguridad Nuclear ha anunciado que, en los próximos días, analizará a otras 912 personas más, según informa la Cadena SER.

Hasta ahora, se han sometido a un control médico 1.500 trabajadores y visitantes -entre ellos, varios grupos de escolares-, sin que se hayan encontrado signos de contaminación.

Greenpeace ha denunciado la falta de diligencia del Consejo de Seguridad Nuclear. Según la organización ecologista, en 2004 se produjo una fuga radiactiva en la central de Garoña, situada en Burgos. Tras este fallo, el organismo ordenó que se instalaran pórticos de control en todas las plantas de España. Sin embargo, la dirección de Ascó no lo hizo.

(publicado en el pais.com)
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Los estudiantes que visitaron la planta de Ascó serán sometidos a un examen radiológico. Protección Civil asegura que no existe riesgo.

viernes, 18 de abril de 2008

Los estudiantes que visitaron la planta de Ascó serán sometidos a un examen radiológico. Protección Civil asegura que no existe riesgo.


Protección Civil asegura que no existe riesgo para la población tras la fuga radiactiva de Ascó
Una unidad radiológica móvil se desplazará a principios de la semana que viene al colegio Maristas de Girona para que la cuarentena de alumnos de ESO y los tres profesores que visitaron la central nuclear de Ascó el pasado 4 de abril pasen una revisión. La revisión permitirá descartar que les haya afectado la radiación de las partículas emitidas por la central nuclear Ascó I el pasado mes de noviembre.
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El pasado día 4 de abril los 44 alumnos de cuarto de ESO y tres profesores, como ya habían hecho en años anteriores, visitaron la central y al día siguiente Greenpeace denunció que a finales del pasado mes de noviembre, de la ventilación del edificio de combustible, habían salido unas partículas metálicas de activación.
En un primer momento el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) clasificó el hecho de nivel 1 en la escala internacional de INES, que llega a 7, en caso de accidente grave, y el día 14 lo recalificó al nivel 2 (incidente) y explicó que el impacto radiológico que se deriva de los nuevos datos, a pesar de que el vertido fue superior al inicialmente estimado, sigue siendo "muy poco significativo".
Ante esta nueva situación y ante las dudas surgidas entre las familias de los escolares y el centro sobre la situación existente, esta tarde se ha celebrado en el colegio una reunión informativa en la que se ha decidido que los niños sean sometidos a examen.
El director del colegio ha criticado que, si Ascó I sabía que se había producido en noviembre un vertido de material radioactivo en el exterior de la central, dejase que escuelas visitasen la planta: "Si lo sabía no tenían que haber dejado que fueran", ha indicado Serra, que ha asegurado que "estamos tranquilos, ya que ningún alumno o profesor ha sufrido nada de nada desde la visita".
Sin riesgo para la población
La Dirección General de Protección Civil y Emergencias informó ayer de que no existe riesgo para la población debido a la fuga radiactiva producida el pasado mes de noviembre en la central nuclear de Ascó (Tarragona), de acuerdo con los datos de la Red de Alerta de la Radiactividad (RAR), según informa Protección Civil en un comunicado. La citada red de alerta permite conocer en 902 puntos distribuidos por toda España y en tiempo real la radiación gamma y su tendencia.
De acuerdo con las mediciones de la RAR, el pasado 4 de abril se registró en las proximidades de la central de Ascó un nivel máximo de radiación gamma de 0,100 microservios/hora, mientras que el umbral de riesgo para la población establecido por el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) es de 0,575 microservios/hora.
(publicado en el pais.com)
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jueves, 17 de abril de 2008

Escándalo en Ascó. La sanción por la fuga radiactiva debe ir más allá de la destitución del director de la central.


El director y el jefe de protección de la central nuclear de Ascó han sido destituidos por el escandaloso incidente ocurrido en la central el pasado mes de noviembre. Los responsables de la planta consideraron una fuga radiactiva a la atmósfera como un incidente menor, pero el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) decidió la semana pasada que estamos ante uno de los cuatro incidentes más graves de la historia de las nucleares en España.
Destituida la cúpula de Ascó por ocultar la fuga radiactiva
Más radiación fuera de Ascó
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La conducta de la dirección de la central ha sido irresponsable; se permitió incluso la visita de un grupo de alumnos de un colegio en contra de elementales consideraciones de prudencia. El CSN no se anda con rodeos al describir el comportamiento de la dirección y sus engañosos informes: "Inadecuado control del material radiactivo" e "información incompleta y deficiente". La destitución está pues más que justificada; pero la gravedad de los hechos reclama una investigación seria para aclarar si la responsabilidad del incidente debe acabar aquí o, por el contrario, debe alcanzar a otras instancias.
De la investigación de esta fuga nuclear debe deducirse, además de las urgentes aclaraciones técnicas, el grado de conocimiento que tenía la Junta de Administradores de la Asociación Nuclear Ascó-Vandellòs, la sociedad responsable de la central, de la gravedad del incidente. Si se actuó con negligencia, las autoridades públicas deben exigir más destituciones. Sería lógico que la presidenta del CSN, Carmen Martínez Ten, compareciera en el Congreso en cuanto disponga de la información necesaria para explicar esta intolerable ocultación de pruebas.
La clave de las explicaciones políticas ha de centrarse en cómo es posible articular sistemas de seguridad en las nucleares que eviten la ocultación interesada, por cálculo económico o por miedo a las repercusiones políticas, de los incidentes radioactivos. Las sanciones a posteriori están bien y en esta ocasión debería aplicarse una a la medida de su extrema gravedad. Pero la opinión pública miraría con menos aprensión la energía nuclear si se evitaran disparates como el presente: la gravedad de un escape radiactivo se oculta durante meses; sólo sale a la luz por la denuncia insistente de un grupo ecologista; y finalmente se destituye a los responsables directos después de la airada exigencia de dimisiones realizada por 14 ayuntamientos tarraconenses.
En materia tan delicada como la seguridad nuclear, los incidentes deben ser evitados, en la medida de lo posible, más que sancionados. La tecnología nuclear dispone de sofisticados sistemas de seguridad para evitar cualquier daño humano o medioambiental. Cuando se aplica con criterio y prudencia, la generación electronuclear es tan segura como la hidráulica. La salud de los ciudadanos debe estar por encima de la rentabilidad económica. La credibilidad de la energía nuclear -y necesita mucha- sufre de forma innecesaria con comportamientos tan desdichados como el de Ascó.
(publicado en el pais.com)
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