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miércoles, 30 de septiembre de 2009

4977. ¿Por qué los adolescentes de hoy obedecen menos? José Ramón Ubieto, Barcelona. Necesitan una orientación que los ayude a regular sus tensiones.


Foto: blogelp.com


El inicio del nuevo curso nos trae viejas cuestiones relativas a la autoridad. Jóvenes que desafían a policías o amenazan a profesores suscitan reacciones diversas. Desde los nostálgicos de la disciplina victoriana hasta los bienintencionados creyentes en las promesas de las nuevas tecnologías como solución mágica a los problemas educativos.

Lo cierto es que algo insiste como sintomático y es que, efectivamente, nuestros adolescentes obedecen menos y lo hacen además de otras maneras. Obedecer, y sobre todo consentir a las propuestas del otro, exige la creencia previa en ese otro. Una creencia que ya no se genera a partir de los discursos y las buenas intenciones, sino de los hechos y prácticas de estos adultos. Ese otro hoy se presenta más que nunca desnudo y mostrando su inconsistencia, su falta como rasgo consustancial. ¿Acaso alguien conoció a un padre perfecto, un maestro ejemplar o un marido sin tacha?

El velo que proporcionaba el poder, asociado al cargo de la autoridad competente, nos despistaba sobre la verdadera naturaleza de ese otro. Los jóvenes de hoy se engañan menos, saben que la distancia real entre sus progenitores y los padres Simpsons, es mucho menor que la existente entre esos mismos padres y los ideales de perfección y buenas prácticas que nos autoproponemos como canon de la paternidad actual.

Los adolescentes, más que nadie, necesitan una orientación que los ayude a regular sus tensiones, entre ellas las que sus nuevos cuerpos sexuados les originan constantemente. Para ello quieren que los adultos de proximidad (padres, educadores) estén bien despiertos y por eso no dudan en hacer cualquier cosa para quitarles el sueño. A veces incluso equivocan el destinatario de sus mensajes, fenómeno que las madres conocen bien cuando reciben los reproches que no van dirigidos sino a ellos y ellas mismas por el odio que sienten por sus faltas y temores.

¿Cómo proporcionarles esa orientación, a modo de brújula, más que como protocolo fijo? Por el retorno al castigo clásico no parece muy viable, entre otras cosas porque el castigo se basaba en su función ejemplificadora y en la extracción de sus consecuencias. No parece que los propios adultos extraigamos demasiado de nuestros propios errores como para ser ejemplos creíbles de las nuevas generaciones de jóvenes.

¿Apabullándolos con las nuevas tecnologías? No hay que renunciar a ellas, pero nunca una máquina, ni siquiera los sofisticados GPS, nos llevó a allí donde nosotros no decidimos, previamente, ir.

Nos queda lo que siempre estuvo en el corazón del ser humano, la única garantía posible de esa auctorictas (de autor): la invención, guiada por el deseo, de encontrar respuestas a nuestras preguntas acerca de lo fundamental: el saber, las relaciones personales, la satisfacción, el cuerpo, la muerte... ¿Cómo podría un profesor de historia transmitir un deseo por las civilizaciones si no estuviera él mismo apasionado por todas esas cuestiones?

Los cuerpos adolescentes, frente a frente, en el aula o en la familia, nos angustian porque nos recuerdan lo inacabado de cada uno de nosotros, aquello que en cada uno desborda la palabra y la comprensión, la culpa de existir como seres en falta. No busquemos el alivio demasiado rápido, soportemos en conversación con los otros ese malestar, y es posible que ese ejemplo sirva a nuestros adolescentes como signo de autoridad, como índice de lo que cada uno debe tolerar de su falta de completitud.

Fuente: La Vanguardia (blogelp.com)

ENLACES:

4965. La fatiga de ser. Tras seguir considerando y sufriendo las reacciones de uno mismo y las de los demás semejantes, sobreviene un gran cansancio.

4949. Presentación del libro Los Depravados Príncipes de la Vieja Corte, de Mateiu Caragiale. En la librería La Buena Vida, Madrid, calle Vergara, 12.

3798. ¿El cuerpo y sus órganos son ya una mercancía más del mercado? El 10% de los trasplantes se llevan a cabo al margen del sistema legal.

sábado, 16 de mayo de 2009

3798. ¿El cuerpo y sus órganos son ya una mercancía más del mercado? El 10% de los trasplantes se llevan a cabo al margen del sistema legal.


Foto: blas


JOSÉ R. UBIETO - Psicólogo clínico y psicoanalista

La noticia del anuncio realizado por un hombre sevillano en internet en el
que ofrecía uno de sus riñones por 100.000 euros ha revelado el aumento de
ofertas de venta de riñones, pulmones y médula por personas que indican
estar atravesando graves problemas económicos. Los expertos calculan que
aproximadamente el 10% de las operaciones de trasplantes se llevan a cabo
al margen del sistema legal. Se hace aquí realidad la ficción de obras como
Nunca me abandones, de Kazuo Ishiguro o el filme La Isla de Michael Bay.


Podríamos creer que se trata solamente de una respuesta ante la acuciante
necesidad económica, pero la tendencia que se perfila va mucho más allá.
Confirma el nuevo paradigma del cuerpo como mercancía, propio de la
hipermodernidad. Cuerpo fetiche, cuyas partes se intercambian o permutan al
amparo de un mercado negro del tráfico de órganos, reforzado por las
manipulaciones genéticas alentadas por el progreso de la biotécnica. Aquí
el cuerpo es tomado por su valor de equivalencia y no por su valor de uso,
integrándose, como otro objeto transaccional más, en el mercado.


El hombre, nos dice el psicoanalista Jacques Lacan, está capturado por la
imagen de su cuerpo, lo adora como si fuese su única consistencia. El
cuerpo se convierte así en nuestro nuevo partenaire,y por eso asistimos a
un culto alrededor de ese nuevo ídolo, un intento de anudarlo al individuo
con el soporte de los diferentes objetos cotidianos: comida, drogas,
medicamentos, gadgets (ipods, ordenador, móvil..) en una conexión
permanente. Esa búsqueda de la excelencia corporal en realidad nos oculta
la verdad que ahora emerge con estas noticias: la colusión cada vez mayor
entre la producción humana (reciclaje del cuerpo) y la función de los
órganos corporales como pedazos separables y sustituibles del sujeto.


En realidad, el cuerpo adorado y cultivado es nuestra última posesión,
nuestro último activo para ofrecer al otro como objeto consumible. Aparece
así al desnudo nuestra condición de resto, objeto nominado para ser
evacuado, como recuerdan a menudo los reality shows.Vean si no la próxima
propuesta de la cadena Cuatro, importada de la Fox, Someone´s gotta go
(Alguien tiene que irse),y centrada en la despedida de empleados por los
propios trabajadores.


Es entonces, al descubrir nuestra condición de consumibles, cuando surge la
angustia y las voces que exigen poner límites a esos intercambios.

Fuente: la vanguardia.com

ENLACES:

3793. Sergio Larriera y Joaquín Caretti presentaron el libro de Juan Pundik “La vida medicada”. El ataque a la subjetividad, en la ELP-NUCEP, Madrid.

3786. Comentario sobre el libro de Haruki Murakami, objeto de nuestra 8ª reunión; por Alberto Estévez Fajardo. Al sur de la frontera al oeste del sol.

3755. Invitación para la presentación del libro Principio de Incertidumbre, del escritor Gustavo Dessal. MIÉRCOLES 20 DE MAYO A LAS 20.15 HS.

3745. Mª José Martínez Sánchez abre la 8ª reunión de Liter-a-tulia comentando la obra de Haruki Murakami; Al sur de la frontera, al oeste del sol.

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