martes, 21 de octubre de 2008

1662. Abderramán Ait Khamouch: ''Sueño con ser el abanderado de Madrid 2016''.

Atleta paralímpico español. Huyó de la miseria jugándose la vida como todos sus compatriotas. Llegó hace seis años en patera, al tercer intento. Peleó para quedarse y se nacionalizó corriendo y trabajando duro.

EMILIO PÉREZ DE ROZAS
Tiene un libro en mente y seguro que lo escribirá. Su peripecia, desgraciadamente, no es nueva. Cada día nacen mil historias como la suya. Abderramán Ait Khamouch (Mellab, Marruecos, 9-11-1986) recibió la nacionalidad española el pasado mes de agosto, y el próximo martes inicia su participación en los Paralímpicos. Es de los favoritos al podio en el milqui, como llama él al 1.500. También correrá los 800. Se merece la mayor de las suertes. Como todos sus admirables compañeros de delegación.

--Para que se haga cargo del tipo de entrevista: ¿me puede explicar cómo perdió el brazo derecho?
--No lo perdí, me lo perdieron.

--¿Se lo perdieron? ¿Se trató, pues, de una negligencia médica?
--Se trató de miseria, de pobreza. Yo nací en Mellab, en pleno desierto, en la zona de Merzuga. Allí no hay nada. Y, cuando digo nada, es nada.

--Sufrió un accidente y supongo que no pudieron o no supieron curarle.
--Me caí a un pozo cuando tenía 8 años. Cuando me encontraron, no pudieron llevarme a ningún sitio a curarme, porque allí no hay ni dispensario. Así que me ataron un trapo, en plan torniquete, en el brazo. Con el tiempo, el brazo se gangrenó y tuvieron que amputármelo.

--Ese fue su primer sufrimiento, pero aquello no le impidió seguir peleando por abrirse camino.
--No sé si en España existe un refrán parecido al nuestro, pero nosotros decimos que "si quieres la miel, has de soportar la picada de las abejas". Salí de allí muy joven, aprendí idiomas, especialmente el francés, y viaje a El Aayún para abrirme camino. Trabajé de guía y en una tienda y, cuando me enteré de que el propietario era el kapo de las pateras, le pedí que me metiese en una.

--¿Cuantos años tenía cuando intentó la primera travesía?
--La primera, la segunda y la tercera: tenía 15 años. La primera falló porque se estropeó el motor, la segunda naufragó y, a la tercera, llegamos a Fuerteventura después de 25 horas. Éramos 36 personas. Fue durísimo, inimaginable para cualquier espa- ñol, para nadie que no haya sufrido la miseria, la impotencia de haber nacido en un país sin futuro.

--¿Cuánto pagó por el servicio?
--Cada uno pagó 1.000 euros, pero a mí el jefe no me quiso cobrar.

--Le duele recordarlo.
--Me resulta imposible de explicar. ¿Sabe por qué? Porque, a menudo, cuando veo a los jóvenes de aquí quejarse por vicio, pienso: "Qué vida más fácil tienen... ¡y encima se quejan! Si viniesen de donde vengo yo, de donde venimos todos los que intentamos buscarnos la vida, primero jugándonosla, tal vez no se quejarían por simples bobadas".

--¿Cuál es el problema de verdad?
--En Marruecos, amigo, no hay futuro. No es un problema de que el país sea pobre: es un problema de la dictadura que existe allí. Yo tengo amigos licenciados sin trabajo. Nuestro Gobierno... mejor me callo.

--Usted jamás se rindió y parece que va consiguiendo sus objetivos. ¿Cuántas picaduras ha soportado?
--Todas, y las que me quedan. Solo he sobrevivido, no más. Al llegar a Fuenteventura me escondí cinco días en las montañas, sin comer ni beber. Luego me detuvo la Guardia Civil, fui a un centro de acogida, me escapé a Las Palmas. No me pregunte cómo, pero llegué a Madrid y, finalmente, aterricé en Barcelona.

--Y, en Barcelona, se puso a correr.
--Siempre corrí, es lo que mejor hago. En Marruecos, todo el mundo corre para ver si acaba siendo El Gerruj o Said Auita. En Barcelona, volví a un centro de acogida, pero empecé a tener la sensación de que contaba para alguien, de que tenía ayuda. Y, sí, empecé a trabajar en un párking por la noche, a descargar a cualquier hora, a trabajar donde fuese.

--Hasta que un día se apuntó a la Cursa de El Corte Inglés.
--Así es. Yo no sabía lo que era, cuántos kilómetros eran, de dónde salía y adónde llegaba, pero me apunté. A los cinco kilómetros estaba ya muerto, ¡muerto!, pero no podía retirarme, porque no sabía cómo volver al inicio, donde había dejado mi mochila. Así que no tuve más remedio que acabar la carrera para regresar, con todos, al punto de salida.

--Y empezó a perseguir su sueño sin dejar de correr y correr.
--Me apunté al Club Nou Barris (ahora pertenezco a la Associació Esportiva Blanc-i-blau) y, hace tres años, fui al campeonato de España que se hizo en Getafe y gané. Y tuve la suerte de conocer a Héctor García, mi entrenador, que me ha ayudado un montón. Y llegó una pequeña beca, la nacionalización y, ahora, los Paralímpicos representando a España, que es el país que me ha dado todo lo que tengo. Voy a por el oro para España, tanto en mi prueba de 1.500 como en los 800. Quiero esa medalla porque necesito una beca mejor para poder enviar más dinero a mis padres, en Mellab, y atender a mi hermano Jose, de 15 años, que está en un centro de acogida en Bilbao tras llegar, como yo, en patera. Mi lucha aún no ha concluido.

--Veo que ha cogido carrerilla y no va a parar hasta los Juegos Olímpicos de Madrid, en el 2016.
--Pues, mire, ese es otro de mis sueños: ser el abanderado español en Madrid 2016 y correr el maratón con 30 años. Si López Lomong, un mediofondista como yo, de Sudán, ha acabado siendo el abanderado de Estados Unidos en Pekín, ¿por qué no puedo ser yo el abanderado de España en los Juegos del 2016?

Fuente: el periodico.com

ENLACES:

1736. El atleta Abderrahman Ait Khamouch logra el bronce de los 800 metros en la última zancada. SUBCAMPEÓN PARALÍMPICO EN LOS 1.500 METROS.

1715. "Pasé cinco días escondido en las montañas". ABDERRAMÁN UIT KHAMOUCH Plata en 1.500m en los Paralímpicos de Pekín.

1663. De la patera a la plata para España en los 1.500 metros. AIT KHAMOUCH ES EL PRIMER PARALÍMPICO ESPAÑOL NACIONALIZADO.

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