miércoles, 5 de diciembre de 2007

16. No deseo marcharme sin cerrar este capítulo de mi vida

Una persona puede reflexionar durante toda su vida sin llegar a adquirir el conocimiento de sí mismo que la pasión de un momento vivido intensamente puede enseñarle.

¿Quién puede decir que se conoce a sí mismo?

Yo no puedo prever mis propias experiencias, ni adivinar que facultades o sentimientos desatarán en mí un objeto nuevo. No puedo preceder a mi propia experiencia ni adivinar que facultades o sentimientos desarrollaré mañana.

El pasado viernes me fui a dormir con la cabeza muy revuelta. Estaba convencido de que acaba de hacer historia, la historia de mi vida, pero no era consciente de que hubiera sido así. El día que durante tanto tiempo había estado esperando por fin había llegado y estaba a punto de finalizar. Estaba rendido de tantas emociones. Mi deseo por fin se había cumplido. Procuré relajarme. Enseguida me quedé dormido.

Al día siguiente, al despertarme, me parecía que solamente había tenido un ligero sueño, cuando la verdad es que había dormido toda la noche de un tirón.

Intenté recordar que era lo que había soñado; por más esfuerzos que hice no fui capaz de traer a la mente consciente nada más que nebulosos detalles emergentes de las profundidades de mí ser.

Volví a la realidad, atravesé la región vecina de la vida. Seguía escuchando los rumores, vagos ya, casi imperceptibles, deformados. Aterricé bruscamente en el despertar.

El día anterior había estado cargado de emociones. Recordaba haber disfrutado de una gran fiesta de despedida, en mi último día de trabajo en CESA. Apenas podía acordarme de los momentos que había vivido. No era capaz de rememorar la individualidad de lo que pasó.

Todo se había fundido en mi cabeza en un bloque compacto. Sentía haber respirado un sentimiento de alegría, que velozmente se había contagiado a todos los presentes en la celebración de mi homenaje.

¿Vendrás el viernes a mi despedida?

-Sí, no faltaré.

Esta era la pregunta que yo había hecho a mis compañeros de trabajo. Todos habían contestado que sí, que no faltarían.

Y efectivamente, allí estuvieron al completo. Hoy quiero agradecerles que no faltaran, que me arroparan con su presencia en el momento delicado de la despedida.

La semana pasada no quise dar nombres, pero hoy sí. No deseo marcharme sin cerrar este capitulo de mi vida. Sin dejar de mencionar mi agradecimiento a: Santiago Córdoba, Gloria Castillo, Alberto Isidro, Luis Recio, Begoña Cogolludo, Pedro Martínez, Marisa López, Manuel Serrano, Mercedes García…

Gracias a todos por los momentos tan felices que me habéis hecho pasar. Hasta siempre.

5 comentarios:

  1. Anónimo1/14/2008

    Felicidades. El día de mi despedida laboral me iré callado a casa. No quiero fiesta de despedida.

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  2. Anónimo1/27/2008

    Pues mira qué bien... Buenas singladuras, Blas.

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  3. Anónimo1/27/2008

    Pues suerte en tu marcha y que el cierre sirva para abrir otros muchos capítulos, y si puede ser, mucho mejores :D

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  4. Anónimo1/27/2008

    Muchas gracias José Carlos, espero poder superar con facilidad los obstáculos del nuevo camino.
    Un abrazo
    Blas

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  5. Anónimo1/27/2008

    En eso estoy, en abrirme a nuevas experiencias, lo más enriquecedoras posibles.
    Gracias Noe
    Un beso
    Blas

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